Naufragando contra la Providencia

Naufragando contra la Providencia

Cuando escribí el álbum de Naufragando contra la Providencia no pensaba en un título pensaba en lecciones de humildad, pensaba en boulevares donde las chicas se hacían fotos, en vaqueros nativos de tierras lejanas, en cabarets nocturnos, en Frank Sinatra tocando Moonriver y New New York, en firmamentos privados, en marineros de uniformes gastados, en puertos en medianoche, en un Hostal de Kansas, en accidentes de tràfico, pensaba en películas mudas de Buster Keaton, pensaba en carruceles de feria, pensaba en viajes de negocios, en camareros, en ir descalzo, en bares donde beber hasta caer rendido, en aviones cayendo, en Susy, pensaba en fumar Palm Man, en anuncios de televisión, en el caprichoso azar del destino, en náufragos, en cuerpos desnudos, en violines de ébano, en elegantes hombres retocandose la corbata en un retrovisor de coche, en azoteas al alba, pensaba en septiembre y en sus paraisos de lluvia, en golondrinas, en neones de Nueva York alumbrando mis besos y en desfiladeros...
Pensaba que este sería un magnífico álbum para empezar.

Esta presentación deberia haber sido la primera entrada de muchas en este blog, un cócktel agitado de experiencias para acompañar a la larga sobremesa que vendría después pero simplemente no lo puse.
No se me ocurría ninguna apertura decente hasta que no hubiera entrado en materia y haber escrito algunas canciones pero al final lo conseguí, he aquí Naufragando contra la Providencia.